Carta para un joven poeta del futuro.
Has escrito tu primer poema y te sientes
como el niño que descubre su primer amor
entre las manos.
Sientes vergüenza y algo de culpa pero la
felicidad
es un cansancio en el interior del pecho o
en ese
lugar que llamaremos alma, sólo por ponerle
un nombre.
No sabes qué hacer, qué escribir después de
ese,
tu primer poema. Me gustaría ayudarte, me
gustaría
tener una palabra que explicase por lo
menos en parte
lo que significa o hacia dónde seguirán tus
próximas huellas.
Pero mírame, he pasado noches enteras
escribiendo,
he descansado cuando no he tenido sino
voces
que intentaban traducir a través de mí su idioma
extraterrestre.
Y sin embargo no he aprendido nada,
me limité, al igual que tú, a sentir vergüenza
y algo de culpa
pero la felicidad, para mí también fue un
cansancio en el interior del pecho
o en ese lugar que prefiero no darle nombre ni presencias.
Y al final de estos días sólo podría
recordarte una cosa
has escrito tu primer poema y has entrado
en la pelea
y si bien somos ciegos dando golpes en la
oscuridad
debemos seguir luchando. Aunque te digan
que
no hay nadie en este lugar y te convenzan
que has perdido la batalla, escribe.
Escribe, nosotros debemos seguir luchando.
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