Los grillos
Lograste reconocer el canto de los grillos
sus rostros, el individuo que es esconde
en el remoto sonido de los campos?
Saliste finalmente del sueño o caminaste
como un sonámbulo que dialoga con la noche?
Frente al maizal has visto nuevamente
la oscuridad corriendo por entre las hojas
dejando en su estela el crujido de las frutas
dime, has logrado descifrar el enigma
de los símbolos marcados como dibujos sobre la arena?
O continúas la caída en el sueño olvidado
tropezando como un extraterrestre en las órbitas
de un extraordinario planeta?
lunes, 22 de junio de 2015
sábado, 20 de junio de 2015
Hoy, después de mucho tiempo, logré revisar nuevamente tus fotografías
Te escribo para contarte
que finalmente logré
matar a todos mis fantasmas.
He olvidado los números / si me llamas no sé si alcance a contestar / estoy perdiendo la señal
estoy sólo
y sé que no encontrarás
nada nuevo en mis palabras.
Te escribo para contarte
que finalmente logré
matar a todos mis fantasmas.
He olvidado los números / si me llamas no sé si alcance a contestar / estoy perdiendo la señal
estoy sólo
y sé que no encontrarás
nada nuevo en mis palabras.
domingo, 14 de junio de 2015
A veces quisiera ser una voz que
hable por otra. Una especie de círculo, un tranvía. El hilo que conduce el
secreto metal que cruza desde un vaso de plástico a otro. Quisiera, por lo
menos, mediar en aquel rincón donde comunicación no significa nada, donde el
gesto del muchacho al escuchar a su amigo hablar de pronto, desde un más allá,
es el de un asombro indescriptible. Quisiera convertir, por lo menos una vez,
la piel en onda de sonido, que toques mi pecho y puedas sentir las vibraciones del líquido
expandirse hasta tocar el fondo, el sexo, la sangre, la maraña de órganos que
llamamos vida. Quisiera transmitir mecánicos mensajes / eléctricos mensajes,
ser el traductor de una raza alienígena que depende de mí para sobrevivir al
tedio universal / espacial / cósmico de sus voces. Quisiera y sin embargo muevo
mis herramientas como buscando la tecnología necesaria y, en el mejor de los
casos, descubro que mis herramientas son la perfecta unión entre vida y muerte:
un arma miserable hecha de huesos y rocas.
miércoles, 10 de junio de 2015
Tormenta – Alex Anwandter 5:26 disco Rebeldes año 2011
Metro El llano. 10 de Junio del año
2015. 15:24. Está nublado y un frío viento mueve las pocas hojas que se afirman
a los árboles. Amarillas, rojas, café. La basura de las calles se agita y se
forman pequeños remolinos de bolsas plásticas y mugre. La gente sale del
supermercado y recibe el cambio de temperatura como un presagio de un largo
invierno. No te parece raro, ¿qué cosa? que no ha llovido, estamos en Junio y
aún no ha caído ni una sola gota. No sé, no me había dado cuenta. Mira hacia el
cielo. No son sólo las nubes las que se mueven. Una negra capa de smog ha
cubierto la ciudad desde hace una semana. Una pareja de jóvenes escolares pasa
y desvía su mirada hacia ellos. Van tomados de la mano, no sabe si vienen
llegando al parque o están partiendo hacia sus casas. Imagina que sus padres
están en el trabajo y van rápidos a buscar una habitación para evitar el frío.
De qué querías hablar. De nada, necesitaba verte, si hubiese sabido que iba a
ser así no te habría molestado. Busca entre sus bolsillos una cajetilla de
cigarros, le ofrece, lo prende y el calor que produce el encendedor hace que su
piel se estremezca. Siente ganas de llorar. Tenías razón. ¿Sobre qué? sobre
eso, lo que me dijiste, me hice el examen y salió positivo. No bromearía sobre
algo así. Lo siento. El viento parece moverlo todo, las micros pasan veloces
por la Gran Avenida y hacen su parte. Parece que va a llover. No creo, está muy
helado. Los colectivos transitan sin pasajeros, una mujer arrastra su carro de
sopaipillas hacia el paradero. Lo siento, no quise hacerlo, siento que soy una
mierda. No es necesario, que me digas eso, y no eres una mierda, tienes que
estar tranquilo. No, cómo voy a estar tranquilo si te cagué la vida. Los
pequeños granos de arenilla incomodan a la vista. Una señora afirma con todas
sus fuerzas las bolsas llenas de comida, hace parar un taxi pero este sigue sin
detenerse. Sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Bota el cigarro y se
limpia la cara con las manos, o se esconde en ellas. Se acerca y pone su mano
en su hombro, trata de buscar su mirada. No es tan malo, y yo también pude decirte
que no, no te sientas así. Lo siento, no quise hacerte daño. Lo abraza y una
fuerte ráfaga de viento trata de llenar las plazas de hojas secas, de insectos
muertos, restos de algo.
miércoles, 3 de junio de 2015
Carta para un joven poeta del futuro.
Has escrito tu primer poema y te sientes
como el niño que descubre su primer amor
entre las manos.
Sientes vergüenza y algo de culpa pero la
felicidad
es un cansancio en el interior del pecho o
en ese
lugar que llamaremos alma, sólo por ponerle
un nombre.
No sabes qué hacer, qué escribir después de
ese,
tu primer poema. Me gustaría ayudarte, me
gustaría
tener una palabra que explicase por lo
menos en parte
lo que significa o hacia dónde seguirán tus
próximas huellas.
Pero mírame, he pasado noches enteras
escribiendo,
he descansado cuando no he tenido sino
voces
que intentaban traducir a través de mí su idioma
extraterrestre.
Y sin embargo no he aprendido nada,
me limité, al igual que tú, a sentir vergüenza
y algo de culpa
pero la felicidad, para mí también fue un
cansancio en el interior del pecho
o en ese lugar que prefiero no darle nombre ni presencias.
Y al final de estos días sólo podría
recordarte una cosa
has escrito tu primer poema y has entrado
en la pelea
y si bien somos ciegos dando golpes en la
oscuridad
debemos seguir luchando. Aunque te digan
que
no hay nadie en este lugar y te convenzan
que has perdido la batalla, escribe.
Escribe, nosotros debemos seguir luchando.
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