martes, 19 de mayo de 2015

Poema de un ex alumno al ex pedagógico

it`s a long, long, long, long way
Caetano Veloso

Hoy, después de mucho tiempo,
he regresado al ex pedagógico
y me he sentado en una de esas
sillas que tienen un pequeño escritorio.
Era tarde y algunas luces brillaban para iluminar
ese parque, esa plaza, esa extensión de recuerdos,
que han dado por llamar la Universidad.
Algunas luces y pequeñas fogatas
de cigarrillos brotaban por entre los pastos
y los árboles que han visto
incendiar tantas veces
las mentes de los estudiantes.

El frío se colaba en la sala del edificio de Historia
en el subterráneo, erizando el pelo
de los perros que buscaban los desperdicios
del casino, las palomas que brotaban como piedras
por arrojar a la Avenida Macul.

Hoy, después de mucho tiempo,
he vuelto y me pregunté, cuánto tiempo,
cuántos años han pasado desde que dejé
de asistir a clases. Qué día es hoy sino
una fría mañana del año 2009
o una tarde aún por apagarse en las esquinas
azules del año 2008. Y tú sigues en el colegio
y yo no consigo entender el diccionario
griego ni las clases de latín y estudiamos
juntos o hacemos como si nos preocupara
algo las derivaciones latinas al español
y etcétera cuando en realidad sólo
quieres apagar la luz, desvestirte
por debajo de las sábanas y abrazarme,
despertar asustado y preguntar
Diego, qué día es hoy
hace cuánto tiempo
no asistes a clases?

Hoy, después de mucho tiempo,
he vuelto al ex pedagógico
con la cabeza gacha, buscando
en el departamento de Castellano
aquello que podrías considerar
huellas, pistas, restos de algo
acontecido alrededor de estos edificios
y el hielo sujeto a las hojas del otoño
que cubre de húmedos insectos
la mañana de la Universidad. Y pensé
caminando por alrededor del departamento de Filosofía
donde conocí algo parecido a la anarquía y
a los trotskistas y una pequeña visión de la
filosofía alemana y los textos de Benjamin
que llegaba a relatarte y entendí
que no fue nada lo aprendido
no alcancé, como las hojas,
a sentir el aire que da comienzo
a esta estación que congela los dedos.

Tan temprano oscurece, tan llenos están los paraderos
y el kiosko de la esquina y el local dónde antes
fotocopiaban a Engel y hoy venden
completos y papas fritas.
Todo el mundo se veía nuevo, renovado.
Todos se apuraban a conseguir algo
en “El tiempo en la botella” mientras yo
prendía un cigarrillo pensando
que este año terminarías los estudios
y el futuro para ti será
un empleo, un sueldo de profesor
que bien no será mucho, pero es
lo suficiente para que al recibirlo
quieras compartirlo durante una tarde
perdida por allá en el año 2011
porque cuánta falta nos hizo
por esos días, pero qué día es hoy?
cuánto tiempo ha pasado?
que cuatro o cinco años de estudios
se pasan volando, y la vida
se pasa arrastrando entre las calles
que unen en extrañas rutas los caminos
que separan tu casa de la casa
que no volveré a tener.

Hoy después de muchos años,
he regresado al ex pedagógico
me senté en una sala y al salir de ella
y ver los pastos, los departamentos a oscuras,
los últimos alumnos fumando para regresar a casa
sentí ganas de quedarme toda la noche tirado
en el patio central y llorar y fumar y maldecir
en espera de un nuevo día de clases
y en cambio salí como un astronauta
que se desvanece por los pasillos de la Universidad
pensando que en todo este tiempo
sólo he logrado convertirme
en un montón de lugares vacíos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario